Colaboración para el Diario La Guía, Venado Tuerto, 2008:
por Paul Citraro
El Chango Spasiuk bajo una mirada sensible puede caminar cualquier suelo sin que ese sabor a yerba mate deje de olerse en el aire, en su música. Desde un lugar de comprensión y de mirada atenta, es posible que más de un universo pueda convivir en las síncopas de su instrumento de cabecera: el acordeón.Lo que estamos viendo en “Pequeños Universos” -programa conducido por el mismo en la señal televisiva Encuentro- a modo de difusión permanente de los sonidos propios de una tradición e idiosincrasias de diferentes regiones de nuestro país y que Spasiuk apropia a modo de fuerzas y leyendas, es parte fundamental para la confección de su música.Los grupos y solistas con muchas décadas de vida tienen un peso específico al que no pueden aspirar los solistas más recientes, y ahí, posiblemente, esté Chango Spasiuk, actuando como un vaso comunicante entre las dos miradas, por fuera de los prejuicios, como un cacique guaraní, aumentando la tradición de cada uno con visión cosmogónica. Despojado de todo síntoma globalizante, de imposiciones de mercado y aires de pertenencia y exclusividad. El supuesto conflicto entre las formas y el contenido se disuelven en cada construcción melódica suya, que abraza diferentes tradiciones en cada síncopa y demuestra que sensibilidad y swing, no son potestad de ningún estilo ni género musical. Spasiuk se divierte, vive y vivencia el instinto del chamamé, y da por sentado que estamos en presencia de un genero mayor, por momentos, mal entendido como un desprendimiento artístico con resabios de marginalidad, como si el tango, el jazz y el blues, en principio, no hubiesen corrido la misma suerte. Probablemente, se trate que Spasiuk esté construyendo la propia vanguardia junto a otros chamameceros y además, estén abriendo las raíces litoraleñas por excelencia al mundo. Por supuesto que, paralelamente, están las polcas que lo contienen en sus raíces musicales, mixturadas en diferentes colores propios que puedan llegar a verse muchos paisajes y uno solo. De eso se tratan las pequeñas revoluciones estéticas.La Guía Regional, antes de su presentación junto a Raúl Barboza y ambos acompañados por una formación compuesta por cinco músicos, dialogó antes de su visita hoy a la ciudad de Venado Tuerto, a horas de su concierto en el Centro Cultural Provincial Ideal. El concierto está producido por el Club de Jazz (VT) y cuenta con el auspicio de la Municipalidad de Venado Tuerto.- ¿El chamamé configura uno de los fenómenos más importantes de nuestra música popular? - No lo llamaría así, “un fenómeno de los más importantes”, pero sin lugar a dudas no podemos negar esa región, ese lenguaje, su historia y su riqueza. - Por momentos se lo ha considerado una música "guaraní acriollada" o un "pariente pobre" de la música criolla... - Esas conjeturas son producto de la ignorancia, y es una mirada muy superficial. El chamamé es un mundo sonoro mestizo, donde convergen muchas cosas a lo largo de varios siglos. No se puede negar una influencia de los guaraníes, pero no la llamaría una música guaraní. Después, está el encuentro con los jesuitas, la música barroca que se tocó en la región, las influencias africanas que vienen del Perú, la gran influencia que se dispersó por el Paraguay y el Norte Argentino. Por último el acordeón de dos hileras que trajeron los inmigrantes, instrumento que junto con la guitarra se define y se desarrolla lo que hoy conocemos como el chamamé. Es un proceso muy complejo, del cual vemos partes fraccionadas de un todo muy grande.- ¿Se puede crecer en Argentina componiendo, tocando y sudando chamamé? - Se puede intentar, a veces va bien, otras veces cuesta un poco, pero cada experiencia es muy personal y está relacionada con una manera de vivir que uno trata de elegir.- A veces parece que usted sería como un puente entre el chamamé y otras músicas para finalmente terminar de convertirlas en una sola, tanto más universal... - La música es un misterio, del cual muy poco podemos hablar.- ¿No puso en crisis su identidad con el chamamé? - ¿Creen que es tan fácil dejar de ser de un lugar, perder el color de un lugar? Simplemente es una búsqueda, uno busca expresarse a través de un lenguaje, trata de preguntarse y reflexionar con la música, trata de buscar algo, un momento trascendente. Y están los colores de donde uno nació y uno construye un mundo.
El Chango Spasiuk bajo una mirada sensible puede caminar cualquier suelo sin que ese sabor a yerba mate deje de olerse en el aire, en su música. Desde un lugar de comprensión y de mirada atenta, es posible que más de un universo pueda convivir en las síncopas de su instrumento de cabecera: el acordeón.Lo que estamos viendo en “Pequeños Universos” -programa conducido por el mismo en la señal televisiva Encuentro- a modo de difusión permanente de los sonidos propios de una tradición e idiosincrasias de diferentes regiones de nuestro país y que Spasiuk apropia a modo de fuerzas y leyendas, es parte fundamental para la confección de su música.Los grupos y solistas con muchas décadas de vida tienen un peso específico al que no pueden aspirar los solistas más recientes, y ahí, posiblemente, esté Chango Spasiuk, actuando como un vaso comunicante entre las dos miradas, por fuera de los prejuicios, como un cacique guaraní, aumentando la tradición de cada uno con visión cosmogónica. Despojado de todo síntoma globalizante, de imposiciones de mercado y aires de pertenencia y exclusividad. El supuesto conflicto entre las formas y el contenido se disuelven en cada construcción melódica suya, que abraza diferentes tradiciones en cada síncopa y demuestra que sensibilidad y swing, no son potestad de ningún estilo ni género musical. Spasiuk se divierte, vive y vivencia el instinto del chamamé, y da por sentado que estamos en presencia de un genero mayor, por momentos, mal entendido como un desprendimiento artístico con resabios de marginalidad, como si el tango, el jazz y el blues, en principio, no hubiesen corrido la misma suerte. Probablemente, se trate que Spasiuk esté construyendo la propia vanguardia junto a otros chamameceros y además, estén abriendo las raíces litoraleñas por excelencia al mundo. Por supuesto que, paralelamente, están las polcas que lo contienen en sus raíces musicales, mixturadas en diferentes colores propios que puedan llegar a verse muchos paisajes y uno solo. De eso se tratan las pequeñas revoluciones estéticas.La Guía Regional, antes de su presentación junto a Raúl Barboza y ambos acompañados por una formación compuesta por cinco músicos, dialogó antes de su visita hoy a la ciudad de Venado Tuerto, a horas de su concierto en el Centro Cultural Provincial Ideal. El concierto está producido por el Club de Jazz (VT) y cuenta con el auspicio de la Municipalidad de Venado Tuerto.- ¿El chamamé configura uno de los fenómenos más importantes de nuestra música popular? - No lo llamaría así, “un fenómeno de los más importantes”, pero sin lugar a dudas no podemos negar esa región, ese lenguaje, su historia y su riqueza. - Por momentos se lo ha considerado una música "guaraní acriollada" o un "pariente pobre" de la música criolla... - Esas conjeturas son producto de la ignorancia, y es una mirada muy superficial. El chamamé es un mundo sonoro mestizo, donde convergen muchas cosas a lo largo de varios siglos. No se puede negar una influencia de los guaraníes, pero no la llamaría una música guaraní. Después, está el encuentro con los jesuitas, la música barroca que se tocó en la región, las influencias africanas que vienen del Perú, la gran influencia que se dispersó por el Paraguay y el Norte Argentino. Por último el acordeón de dos hileras que trajeron los inmigrantes, instrumento que junto con la guitarra se define y se desarrolla lo que hoy conocemos como el chamamé. Es un proceso muy complejo, del cual vemos partes fraccionadas de un todo muy grande.- ¿Se puede crecer en Argentina componiendo, tocando y sudando chamamé? - Se puede intentar, a veces va bien, otras veces cuesta un poco, pero cada experiencia es muy personal y está relacionada con una manera de vivir que uno trata de elegir.- A veces parece que usted sería como un puente entre el chamamé y otras músicas para finalmente terminar de convertirlas en una sola, tanto más universal... - La música es un misterio, del cual muy poco podemos hablar.- ¿No puso en crisis su identidad con el chamamé? - ¿Creen que es tan fácil dejar de ser de un lugar, perder el color de un lugar? Simplemente es una búsqueda, uno busca expresarse a través de un lenguaje, trata de preguntarse y reflexionar con la música, trata de buscar algo, un momento trascendente. Y están los colores de donde uno nació y uno construye un mundo.
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